This was my Lord's Supper talk this week. First in Spanish, then in English...
A veces, la vida está llena de dolor y las dificultades. Esta fin de semana, vi la películaLuna de Avellaneda. En la pelí, el protagonista, Ricardo Darín, tuvo muchos problemas en su vida: estaba separado de su esposa, su relación con su hijo fue tensa, odiaba su trabajo, y su pasión, su club, iba a cerrar. Darín se sintió triste y enojado; he perdido sus sueños. En una parte de la película, Darín oró a Dios y dijo, “Sólo una vez, ¿puedo tener un polo sin jabón? ¿Por qué no podés hacer más fácil mi vida?” Su oración es similar a las palabras de Habacuc en Hab. 1:2 --¿Hasta cuando, Señor, he de perdirte ayuda sin que tú me escuches? ¿Hasta cuando he de quejarme de la violencia sin que tú nos salves?
Esto ha sido una semana difícil aquí en Buenos Aires. Muchas personas han muerto en el accidente. Las vidas de muchas familias han sido destrozadas. Todos nosotros sentimos el dolor y la tristeza. En este momento, compartimos su aflicción.
Es natural que nos preguntemos, “¿Dónde está Dios? ¿Por qué pasó esto?” Es natural las tener preguntas y dudas.
Los antiguos griegos creyeron que los dioses no podían sentir las emociones. Había cristianos herejes que argumentaron lo mismo, que Dios también no podía sentir las emociones: felicidades o tristezas. Pero esto es falso. No es la verdad. Dios lo entiende nuestro dolor. El Señor se siente nuestra pena.
Hay un versículo muy profundo en Juan 11:35. Jesús ha perdido su amigo, Lázaro. Jesús tenía el poder para salvarlo; pero no lo hizo. Sin embargo, cuando llegó Jesús, habló con la familia y las hermanas de Lázaro, María y Marta.
Juan 11:33-35
Al ver llorar a María y a los judíos que la habían acompañado, Jesús se turbó y se conmovió profundamente.
—¿Dónde lo han puesto? —preguntó. —Ven a verlo, Señor —le respondieron.
Jesús lloró.
Después, Jesús levantó a Lázaro, pero no quiero que extrañemos las emociones: Jesús lloró. El dios del universo, nuestro Creador, lloró. Se sintió el dolor y la aflicción de la familia y sus amigos. Y él todavía se siente nuestro dolor hoy. Entiende nuestras aflicciones. Cuando Dios se hizo hombre en Jesús, se hizo como nosotros en todos los aspectos, todas las maneras. “El Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. ” (Juan 1:14). Dios nos entiende, y se siente nuestro dolor en este momento. Jesús conoció personas que murieron. Jesús lloró, y llora con nosotros hoy.
En la cena santa, celebramos a Jesús y sus acciones por los pecadores. Pero también quiero que recordemos al Verbo que se hizo hombre. El Dios que entiende nosotros, porque nos creó y habitó entre nosotros. Demos gracias a Dios por su entendimiento y amor.
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Sometimes, life is full of pain and difficulties. This last weekend, I watched the film Luna de Avellaneda. In the film, Ricardo Darin, the main actor, plays a character with lots of problems in his lief: he is separated from his wife, his rlationship with his son is strained, he hates his job, and his passion, his sports club, is going to be closed. Darin feels sad and angry; he has lost his dreams. At one point in the film, Darin looks up and prays, "Just one time, could I have a pole without soap? (An alusion to something else in the film.) Why can't my life be easier?" His prayer is similar to the words spoken by Habakkuk (1:2) -- "How long, LORD, must I call for help, but you don't listen? Or cry out to you 'Violence,' but you do not save?"
This has been a difficult week here in Buenos Aires. Many people have died in a train accident. The lives of many families have been destroyed. All of us feel pain and sadness. In this moment, we share in their grief.
It is natural to ask ourselves, "Where is God? Why did this happen?" It is natural to have questions and doubts.
The ancient greeks believed that the "gods" couldn't feel emotion. There were Christian heretics who argued the same, that God couldn't feel happiness or sadness, the same emotions that we do. But that is false; it isn't the truth. The LORD understands our grief; he feels our pain.
There is a profound verse in John 11:35. Jesus has lost his friend, Lazarus. Jesus could have saved him, but he did not. He arrives late, on purpose! However, when Jesus arrived, he spoke with the family and Lazarus' sisters, Mary and Martha.
John 11:32-35
When Mary reached the place where Jesus was and saw him, she fell at his feet and said, “Lord, if you had been here, my brother would not have died.”
When Jesus saw her weeping, and the Jews who had come along with her also weeping, he was deeply moved in spirit and troubled. “Where have you laid him?” he asked.
“Come and see, Lord,” they replied.
Jesus wept.
Afterwards, Jesus raised Lazarus. But I don't want us to miss the emotions: Jesus wept. The God of the universe, our Creator, cried. He felt the pain and grief of the friends and family. And he also feels our pain today. He understands our grief. When God became flesh and dwelled among us in Jesus, he became like us in every aspect, in every way. "The Word became flesh and dwelled among us..." (John 1:14). He understands us, and he feels our pain in this moment. Jesus lost friends who died. Jesus wept, and he still cries with us today.
In the Lord's Supper, we celebrate Jesus and his actions for sinners. But I also want us to remember the Word who became flesh, the God who understands us because he created us and lived among us. Let us give thanks to God for his understanding and his love.
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